Barbara Wexler,MPH
Woodland Publishing Inc.
La digestión de hidratos de carbono requiere una acidez apropiada en el estómago. Un estómago sano es entre 100.000 y 1.000.000 veces más ácido que el agua. Sin embargo, muchas personas padecen deficiencias en la acidez del estómago que puede provocar que las partículas alimentarias penetren en el tracto intestinal inferior en formas que el sistema inmune detecta como extrañas, como peligros potenciales.
Por esto que muchas personas padecen indigestión. La indigestión se deriva de la digestión incompleta de las comidas, especialmente de las comidas con alto contenido graso, y causan malestar abdominal, sensación de plenitud, gases e hinchazón.
Tan pronto los contenidos ácidos del estómago entran en el intestino delgado, son alcalinizados por el bicarbonato sódico segregado por el páncreas (el páncreas segrega varios enzimas en el intestino para contribuir en el proceso de la digestión). Cuando el páncreas no funciona apropiadamente, pueden aparecer síntomas desagradables. La indigestión causada por la insuficiencia pancreática puede resolverse con la administración de enzimas pancreáticos.
Muchos enzimas digestivos son altamente dependientes del pH (medida de acidez y de alcalinidad). Si el alimento que entra en el intestino es demasiado ácido, no puede ser digerido correctamente y pasará a través del tracto digestivo como una forma potencialmente inductora de alergias.
Cuando los valores de pH están desequilibrados de manera crónica, las bacterias beneficiosas sobreviven con dificultad. Las bacterias potencialmente perjudiciales, como los hongos y levaduras, tienden a propagarse ya que un entorno más ácido lo facilita, de manera que desplazan a las bacterias beneficiosas provocando una alteración de la función inmune intestinal.
Los procesos digestivos y su coordinación con el sistema inmune son complejos, y hay numerosas vías para interferir en ellos. Afortunadamente, cada dificultad también revela una oportunidad de mejorar la digestión y la inmunidad intestinal a través de la nutrición, de la suplementación y del cambio en el estilo de vida.
Por esto que muchas personas padecen indigestión. La indigestión se deriva de la digestión incompleta de las comidas, especialmente de las comidas con alto contenido graso, y causan malestar abdominal, sensación de plenitud, gases e hinchazón.
Tan pronto los contenidos ácidos del estómago entran en el intestino delgado, son alcalinizados por el bicarbonato sódico segregado por el páncreas (el páncreas segrega varios enzimas en el intestino para contribuir en el proceso de la digestión). Cuando el páncreas no funciona apropiadamente, pueden aparecer síntomas desagradables. La indigestión causada por la insuficiencia pancreática puede resolverse con la administración de enzimas pancreáticos.
Muchos enzimas digestivos son altamente dependientes del pH (medida de acidez y de alcalinidad). Si el alimento que entra en el intestino es demasiado ácido, no puede ser digerido correctamente y pasará a través del tracto digestivo como una forma potencialmente inductora de alergias.
Cuando los valores de pH están desequilibrados de manera crónica, las bacterias beneficiosas sobreviven con dificultad. Las bacterias potencialmente perjudiciales, como los hongos y levaduras, tienden a propagarse ya que un entorno más ácido lo facilita, de manera que desplazan a las bacterias beneficiosas provocando una alteración de la función inmune intestinal.
Los procesos digestivos y su coordinación con el sistema inmune son complejos, y hay numerosas vías para interferir en ellos. Afortunadamente, cada dificultad también revela una oportunidad de mejorar la digestión y la inmunidad intestinal a través de la nutrición, de la suplementación y del cambio en el estilo de vida.
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