"Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra". El Evangelio de San Mateo (2, 1-12) cuenta así la visita de los Reyes Magos al niño Jesús. La tradición cristiana de ofrecer regalos a los seres queridos en esta fecha se mantiene intacta, a pesar de Santa Claus. Pero ¿para qué le regalaron a Jesús oro, incienso y mirra? Aparte de otras simbologías, los Reyes miraron por la salud del pequeño, pues los tres obsequios tienen propiedades curativas.
Melchor fue el encargado de llevar el oro. Este metal tan preciado, que incluso ha desencadenado guerras, tiene además de su enorme valor material, beneficios para la salud. Aunque su fama de producto curativo ya no es la de antaño, la que disfrutaba en tiempos de los egipcios, lo cierto es que todavía se utiliza en diversas aplicaciones médicas. Entre las más recientes se encuentra su capacidad para iluminar células cancerosas y para tratar algunos tumores. Otra de sus utilizaciones más comunes ha sido la de restaurar piezas dentales. Asimismo, puede formar parte de dispositivos como los marcapasos o los 'stents', ya que es un mineral muy resistente a las bacterias.
Pero la investigación actual se centra sobre todo en demostrar sus capacidades antiinflamatorias y sus beneficios para quienes padecen artritis reumatoide. Un estudio de la Universidad de Pittsburgh (EEUU) ha mostrado que las sales de oro reducen la inflamación de estos pacientes.
Las propiedades para la salud del oro han dado pie a una especialidad propia, denominada crisoterapia -o auroterapia-, que consiste en el tratamiento de diversos trastornos con este metal . No obstante, hay que tener cuidado con su uso, pues puede ser tóxico, algo que experimentó en su propia piel Diane de Poitiers, la amante de Enrique II, que confiaba en el oro como su particular elixir de la juventud y murió envenenada por esta sustancia.
De la gripe a la cosmética
El incienso fue el regalo del Rey Gaspar, quien optó por esta resina vegetal de la familia de las burseráceas que al arder desprende un humo aromático. Según la botánica, este producto tiene propiedades calmantes y en la antigüedad se utilizaba para tratar la melancolía. Una aplicación que también se ha demostrado más recientemente. Según investigadores de la Universidad Johns Hopkins (EEUU) el incienso aliviaba la depresión y la ansiedad en un experimento realizado con ratones.
Estas ramas son balsámicas (mucolíticas y expectorantes) y, por tanto, buenas para aliviar los síntomas de la gripe y del resfriado. Algunos le atribuyen propiedades cicatrizantes y, en la medicina india, lo utilizan para tratar la artritis.
El último de los obsequios, la mirra que portaba el Rey Baltasar, es quizás el menos conocido de todos, pero no por ello menos importante. Tiene propiedades antisépticas, digestivas y antidepresivas. Los médicos chinos lo emplean para curar heridas, ya que ayuda a cicatrizar rápido. Pero, por encima de todo, es codiciada por la industria cosmética y la perfumería. Se considera revitalizante, con propiedades antiarrugas y es la base de algunas colonias.
Lejos de la improvisación y de las prisas de última hora que muchas personas pasan estas fechas para encontrar los regalos, está claro que los Reyes Magos pensaron bien los suyos y que miraron por la salud de Jesús.
Fuente: El Mundo.es
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