Si miramos atentamente la dentadura del homo sapiens, observamos dientes para triturar y moler (premolares y molares), aquellos que sirven para desgarrar (caninos) y cortar (incisivos).
Esto nos da pistas sobre qué tendríamos que comer: Sencillamente, de todo un poco. También carne o pescado, por supuesto hidratos de carbono, verduras y frutas. Hacer dietas excluyentes de cualquier tipo, a la larga, no es recomendable. Necesitamos todos los minerales y vitaminas y todos los nutrientes. Y estos se encuentran en todo tipo de alimentos.
La fórmula saludable 50/30/15
La composición de nuestra dieta diaria tendría que abarcar un 50 a 55% de hidratos de carbono, 30% de grasas y sólo el 15% de proteína. Un desequilibrio de esta composición a largo plazo lleva inexorablemente a problemas de salud. Lamentablemente, muchas personas hacen todo al revés: eliminan prácticamente la ingesta de hidratos de carbono, aumentan la de proteína y abusan de grasas.
¿Por qué es importante mantener la relación de 50/30/15?
Los hidratos de carbono son nuestra gasolina, los necesitamos para producir energía y mantener en marcha todo nuestro organismo. La falta de hidratos de carbono es un serio riesgo para nuestra salud, sobre todo si va acompañado por una ingesta excesiva de proteína. Esta puede sustituir al hidrato de carbono como comestible de energía, pero sólo en parte, ya que para alcanzar la misma cantidad de energía se necesita mucho más proteína que hidratos de carbono. Además, el proceso de obtención es más largo y crea más toxinas. Pero nuestro cuerpo no está pensado para eliminar tanta toxina a la vez, llegará el momento en que se colapse y las toxinas se queden en el organismo. El resultado es un aumento del valor pH en todo el cuerpo lo que a la larga llega a acidificarlo. Un cuerpo ácido es la base perfecta para todo tipo de enfermedad aguda, crónica y grave, inclusive el cáncer.
La importancia de la calidad de los alimentos
Para obtener los nutrientes necesarios, es preferible comer productos biológicos, sobre todo a lo que se refiere a la carne y a los productos derivados de animales en general (ojo sobre todo ¡con la leche!) A muchos de nuestros animales criados para el sacrificio o la explotación se les mezclan antibióticos y hormonas de crecimiento en el pienso. Las trazas de estos pasan a nuestro organismo. Las consecuencias, a la larga, son demoledoras: una ingesta continúa de productos de animales cuyo pienso está contaminado con antibióticos y hormonas se relaciona con la resistencia a antibióticos y el aumento de trastornos hormonales, entre otros.
Los hidratos de carbono tendrían que ser de tipo integral. Integral significa que mantienen el envoltorio del grano. Y es precisamente aquí donde se encuentran los minerales y vitaminas. En cereales refinados sólo se halla una parte mínima de todos los nutrientes beneficiosos. Comer cereales integrales tiene otra gran ventaja: por ser más lentos de digerir, la sensación de hambre no se instaura que después de 4 o 5 horas (al contrario de cuando se come todo “blanco”, que a las dos horas, provoca un pique de hambre canina). Pero los hidratos de carbono no solo se encuentran en harinas, también contienen hidratos de carbono los tubérculos, las legumbres, las hortalizas y la fruta.
En caso de las grasas las hay buenas y las hay malas. Las malas son las llamadas saturadas y se encuentran en toda comida precocinada y en alimentos de origen animal. Siempre es preferible utilizar aceites de origen vegetal, pero ojo, el aceite de palma es el único aceite vegetal en contener también estas grasas saturadas, y por esto, no es recomendable su ingesta. Por esto hay que desconfiar de los productos envasados que anuncian estar hechos con aceite vegetal (sin que se especifique más), tiene todos los números de contener aceite de palma.
La mejor fuente de proteínas es sin duda las legumbres, los frutos secos y los derivados de la soja (tofu, miso). Si optamos por productos de animales la carne, los derivados de la leche, huevos y pescados. Las proteínas de origen vegetal se digieren mejor, mientras que las de origen animal se asimilan mejor. Las proteínas son las únicas fuentes de aminoácidos esenciales para nuestro organismo.
La fruta y verdura son fuentes imprescindibles de minerales y vitaminas. Es recomendable de que sean también de cultura biológica y sobre todo de temporada: no tendrán trazas de insecticidas ni de fertilizantes y nos aseguramos que hayan sido recogidos en su momento idóneo. La fruta y verdura que viene de muy lejos está recogida cuando aún es inmadura.
Para acabar, no nos olvidemos de la bebida. Para garantizar una buena hidratación es necesario beber un mínimo de 1,5l de agua al día. El agua además ayuda a que la digestión y sobre todo la evacuación se hagan de manera correcta. También se puede tomar infusiones, zumos o caldos.
No cuentan para el cómputo total líquidos como el café, las bebidas azucaradas y por supuesto el alcohol.
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